El caso de Pancho y su encuentro
con el poliuretano
Pancho es un inquieto Bulldog francés que, aburrido en su casa, decidió pasarse por el garaje para encontrar algo con lo que entretenerse. No tardó en encontrar una espuma para jugar... y complicarse el día: os contamos su caso.
La sorpresa de Pancho empezó cuando la espuma se pegaba a sus patitas, y no había forma de quitársela de encima: había pisado poliuretano fresco, que se secó adhiriéndose a sus almohadillas. Cuando llegó a la clínica veterinaria A Media Lúa, la cojera provocada por el dolor hacía que se revolviese y se quejase, así que lo sedamos para valorar el estado de su almohadilla.
Pancho sedado para poder manipular su patita
Puede decirse que la salvación de Pancho fue su sobrecapa de pelo: poco a poco fuimos cortando a ras de piel, y pudimos retirar el 90% de la sustancia adherida.
Estado de la patita a mitad de la extracción (Arriba izquierda) / Patita tras la extracción, con irritación y quemaduras (Arriba derecha) / Trozos de poliuretano extraídos (Abajo)
Pancho presentaba quemaduras interdigitales causadas por el químico, pero con medicación confiamos en que se recupere totalmente. De hecho, a las dos horas de entrar por la puerta se iba todo feliz apoyando ya sus cuatro patitas.
Pancho recuperado, a punto de volver a su casa
Pancho fue muy afortunado, porque el accidente doméstico se quedó en su piel. El poliuretano, una vez seco, no hay nada que lo quite, y provoca irritaciones, quemaduras e infecciones secundarias. Sin embargo, en caso de ingesta puede llegar a resultar mortal, por la liberación de sustancias químicas que se produce en el proceso de digestión.